Aquí nos encontramos con un área recreativa, unas viejas escuelas y un cementerio.
Según vamos llegando lo primero que vemos es una ermita en estado de ruina, un poco más adelante está el edificio que antaño fueran las escuelas, lo dejamos atrás y llegamos al área recreativa, rodeada de bosque, muy agradable. Seguimos el sendero y enseguida nos topamos con el muro del cementerio.
Un cementerio olvidado, descuidado, con lápidas rotas donde descansan el sueño de los justos los hombres y mujeres que dieron forma a nuestra tierra. Nadie lo cuida, nadie se acuerda. Allí, entre zarzas vemos lo poco que somos, que nada es eterno.
Continuamos sendero arriba y atravesamos praderas y arboledas, ya volviendo al coche no podemos olvidar ese cementerio.