En 1204, según dicen, se mudan a Rioseco los monjes blancos de la orden del Cister.
Viendo sus ruinas nos podemos imaginar la grandiosidad que emanaba este monasterio. Abandonado y expoliado durante años, ahora hay una asociación, Salvemos Rioseco», ya ha dejado de estar en peligro de ser una ruina.
Merece una visita… o dos.